Palacio Episcopal o Casa Prioral. Museo de Llerena

C. Zapatería, 5, 06900 Llerena, Badajoz

El Palacio Episcopal o Casa Prioral fue la residencia de los priores y vicarios de San Marcos de León al ser Llerena capital de la diócesis priorato de San Marcos de León.

La construcción actual data del último tercio del siglo XV, construcción que se inicia a instancias del Prior Garcí Ramírez de Villaescusa, quien comprueba el mal estado del palacio y decide emprender la construcción de uno nuevo.

Es aquí donde el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición tuvo su primera sede y se mantuvo en él hasta el año 1515 que se trasladó a la Casa Maestral.

Cuando la Casa Prioral vuelve al poder de la Orden comienza la segunda fase constructiva, año 1549, afectando dichas obras sobre todo al patio central y estancias que lo rodean.

La planta adopta la tipología de palacio renacentista organizado en torno a un patio central; la portada de la fachada principal de este mismo estilo es del siglo XV; el patio es una obra de estilo mudéjar en ladrillo visto, configurándose con arcos de medio punto peraltados en el  piso inferior y escarzanos en el superior, todos ellos enmarcados con alfiz  y apoyados sobre pilares octogonales con sus respectivas basas y capiteles.

La planta baja del Palacio se concibió como espacio público con la ubicación en la misma del salón de audiencias, la capilla, además de la zona de servicios y caballerizas; la planta alta del edificio es de un carácter más privado.

A juzgar por los restos de pintura mural encontrados, el palacio debió estar en su mayor parte decorado por las mismas y en menor medida por esgrafiados en yeso.

El salón de audiencias era un espacio de grandes dimensiones, comunicado por cuatro grandes arcos de medio punto con el jardín. La capilla, de reducidas dimensiones, se comunica con el salón mediante un arco ojival, y presenta en su frente un mural a modo de trampantojo que simula un retablo de estilo gótico, en el que se representa la escena de la contemplación del cuerpo muerto de Cristo en la calle central y a Santiago Peregrino y A San Agustín en las laterales, rematándose a modo de ático por una deesis.

En la planta alta, en el siglo XVIII, se construyó un salón con bóveda encamonada en el que se ha conservado un mural con la representación del escudo del priorato superpuesto el escudo real y que conmemora la declaración de perpetuo del priorato.

Merece especial mención la denominada como alcoba de la planta alta, que es una estancia de planta cuadrangular comunicada con los dos salones anexos mediante cuatro pequeñas puertas con arcos conopiales, y abierta a la calle por un interesante ajimez mudéjar de ladrillo con arcos de herradura apuntados y decoración de alfiz al exterior. En los zócalos de esta estancia las placas caladas enmarcan otras cuadrangulares con escenas pobladas de animales fantásticos como dragones, y otros humanos mezclados con una abigarrada decoración de cardina, así como temas heráldicos y epigrafitos entre los que se encuentra el escudo del prior Ramírez de Villaescusa.

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