Historia

“Llerena, lugar nobilísimo, cabeza de la provincia de León en Extremadura, situada en las raíces de Sierra Morena, feliz de sitio, fértil de suelo, sano de cielo, soberbia de casas, agradable de calles, abundante de hermosas, llena de caballeros y letrados y de tan raros ingenios, que apenas necio podrá hallarse uno.”

Luis Zapata de Chaves
“Libro de Cetrería”.
Siglo XVI.

Siglo XIII

Para muchos historiadores el comienzo de Llerena como núcleo urbano se produce en los alrededores de la Fuente Pellejera, sin ponerse de acuerdos cual fue la primera denominación como tal núcleo. Para unos Allarias, Ellerina para otros, Ellerena para algunos más, en fin, todos especulan con los posibles toponímicos de nuestra ciudad. La Llerena árabe la localizan en los restos existentes en el interior de la torre y en algunos lienzos de la muralla que circundaba la población.

Llerena comienza a tener su protagonismo a partir de su reconquista en el siglo XIII, y aunque para algunos investigadores no tuvo un importante protagonismo, para otros fue pieza fundamental como plaza principal en la conquista cristiana de toda la zona. Pelay Pérez Correa, Maestre de la Orden de Santiago, desde la alcazaba reconquistada de Reina, comienza a sentar las bases de la administración militar y civil de toda la comarca y también fue el primer impulsor de lo que fue la Provincia de León de la Orden de Santiago en Extremadura, siendo Llerena la población que ocupó la cabeza durante varios siglos.

Siglo XIV

En aquella época, Llerena era la fuente principal del sustento de los pueblos, y poco a poco se va convirtiendo en el centro natural de la comarca y sus muros alojan a los más importantes Maestres de la Orden de Santiago, que la eligen como residencia temporal.

No cabe duda que la presencia de tan importantes caballeros ejercieron una gran influencia a la hora de promocionar el desarrollo de la población, y por ello se tiene constancia de la celebración en Llerena de Cortes en el año 1340 por el rey Alfonso XI de Castilla, así como sucesivos capítulos generales y particulares de la Orden con la asistencia de todos los Comendadores.

A partir de entonces, en Llerena se produce ese cambio en todos los aspectos económicos, sociales y culturales que la convierten en el más importantes centro administrativo de la provincia de León en Extremadura y junto a Mérida adquieren la hegemonía y adquiere la sede de la Mesa Maestral de la Orden y es la población principal de más de 30 pueblos que se gobiernan desde Llerena y en el orden religioso dependen del Prior de la Orden de San Marcos de León, siendo nuestra ciudad durante algunas temporadas la residencia del Prior.

Con la expansión de Llerena comienza a producirse la construcción de los primeros conventos, el primero del que se tienen noticias es el de Santa Elena, extramuros de la población, que se traslada a las proximidades de ella, junto a la puerta de Reina cuando se funda el de San Francisco por Sancho de Paz. Igualmente van proliferando las ermitas, la de San Lázaro, san Cristóbal, Santa Catalina, San Marcos, San Benito, San Antón o la Concepción.

Al mismo tiempo se van construyendo edificios con fines benéfico sociales destinados a hospitales que se bautizan con los nombres de San Lázaro, Santiago, el Hospital de San Juan, Espíritu Santo y otros.

Siglo XV

Uno de los motores impulsores de la evolución de Llerena a finales del siglo XV es el establecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, gracias a las influencias políticas del licencia Luis Zapata, Consejero y asesor de los Reyes Católicos y también debido a la extensa población hebrea de la Baja Extremadura. Ha sido considerado por muchos historiadores como la institución que formó la región extremeña.

Fue el tercero en cuanto a la extensión de su jurisdicción y ocupaba 42.260 kilómetros cuadrados, el tercero de España, e incluía los obispados de Ciudad Rodrigo, Plasencia, Coria y Badajoz y ocupó en nuestra ciudad tres sedes permanentes, la primera el palacio prioral en la calle Zapatería, la casa maestral en la calle La Cárcel y por último, hasta su abolición en 1834, el Palacio de los Zapata, hoy de Justicia en la calle Corredera.

Siglo XVI

Desde comienzos del siglo XVI se produce un gran aumento demográfico que se ve mermado en cierto modo por la emigración al Nuevo Mundo, convirtiéndose no obstante, en el segundo mayor núcleo poblacional de Extremadura en 1591, detrás de Badajoz capital.

Muchas familias vivían amparadas por la clase burocrática e institucional, la Mesa Maestral, el Santo Oficio de la Inquisición con más de 50 funcionarios, el Cabildo que contaba hasta con 9 escribanos o Notarios, aparte de los alguaciles, regidores, etc. Pero fundamentalmente estaba el clero que lo componían 297 miembros a finales de la centuria del XVI, y que aportaban los servicios religiosos a las dos parroquias, Nuestra Señora de la Granada y Santiago, y ocho conventos de Llerena, cuatro de monjas, Santa Clara, Santa Ana, Santa Isabel y la Concepción , y cuatro de frailes, Santo Domingo, San Francisco, San Sebastián y el de los Jesuitas.

Francisco de Zurbarán

Lo más destacable de este siglo para Llerena es la presencia de personajes relacionados con el mundo del arte, Francisco de Zurbarán, a la que honra su presencia entre nosotros la escultura del artista llerenense Ramón Chaparro, recientemente ubicada en la Plaza de España, observando con una viva atención la que fue su casa y la fuente que diseñó en 1618.

Su actividad artística comienza en Llerena y su comarca, Azuaga, con la confección de la talla de un Cristo en madera, para Zafra, Bienvenida, Fuente de Cantos, Montemolín obras de diversas características hoy desaparecidas en su mayor parte, si bien nos queda en Llerena una impresionante obra original, el “Cristo Crucificado” de la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, recientemente restaurado en Madrid y que formó parte del retablo que fabricó con el entallador sevillano Jerónimo Velázquez en 1636.